Instantáneas de ARCO
El éxito de la feria de Madrid en los periódicos siempre nos ha resultado inaudito, y esto ya ha sido dicho y escrito muchas veces. Es el único evento artístico que tiene esa repercusión hasta el punto de ocupar las portadas de los principales periódicos nacionales. No se ha visto nada igual. En nuestras jerarquías subjetivas sobre la importancia de las cosas ese protagonismo puede parecer injustificable. Pero el periodismo nos acostumbró a una suerte de capricho basado en la necedad y a estas alturas lo hemos aceptado como uno más de los males del mundo. Que buena parte de ellos, de los profesionales de la información, nunca se enteran de nada, es algo que no sólo no sorprende sino que forma parte de la sensación permanente de estar jugando a la ruleta de la fortuna en el mundo de los medios. En fin, que precisamente por ello, cuando el reportero gráfico desembarca en ARCO y tiene que llevar al periódico algo que mostrar, acaba eligiendo como ya sabemos alguna obra escandalosa o grotesca con la esperanza de conseguir algo del protagonismo que reclaman esas obras a la mirada de los espectadores. Ahí, no cabe duda, los que triunfan son los Cattelan, los Ron Mueck, los Damian Hirst o cualquiera de los muñecos pretendidamente siniestros o escandalosos que hacen bueno el nombre de “feria” en el caso de ARCO. Esas fotos en realidad son siempre las mismas y hasta tengo la sensación de que las obras también se repiten de año en año. La fiesta de ARCO no debe decaer, o eso dicen todos los medios este año en sus titulares acompañados de cromos repes. Titulares que por lo demás podrían fácilmente haber sido confeccionados el año pasado puesto que el veredicto fue tan desfavorable como unánime. Así que este año con cambio de dirección y en medio del hundimiento sólo cabía una lectura de signo contrario en la pura lógica de lo arbitrario, que aunque parezca un contrasentido, también tiene su lógica.
Otra de las modalidades de fotografía de prensa sobre el evento ARCO es la de personas, a ser posible ilustres, mirando una obra. Es el caso de la que tiene como protagonista a Norman Foster contemplando la panorámica de Madrid de Antonio López. Y esta imagen, que sugiere el interés del arquitecto estrella por el pintor realista, me recordaba a un fragmento de la conversación con Jeff Wall que próximamente publicará El Desvelo, como ya anunciaba en entradas anteriores. En ese fragmento que por cierto eliminé del texto final, Jeff Wall me preguntaba por un conocido pintor realista español con cuyo nombre no conseguía dar y que tuve que pronunciarle yo para que él lo confirmara. A Jeff Wall le gusta la obra de Antonio López, y podría ser que a Norman Foster también. Es cierto que lo de Foster es más una inferencia oportunista que traigo a este texto porque no se deduce necesariamente del hecho de contemplar la obra. No sabemos lo que pensaban al mirar las obras, aunque resulta divertido imaginarlo. Pero el caso es que a ciertos creadores muy consagrados, podría ser el caso de Foster y Wall, se les quita el reparo de confesar sus gustos al margen de las corrientes dominantes y, en muchas ocasiones, con un cierto énfasis reaccionario. Eso me pareció que ponía Jeff Wall en algunos de sus comentarios sobre el arte contemporáneo, un énfasis reaccionario con el que trataba de desmitificar algunos lugares comunes que se instalan en los discursos dominantes. Otros han hecho del énfasis reaccionario y las alpargatas un personaje público, pero aquí cada uno se exhibe como le parece puesto que los medios nos reducen a muñecos algo siniestros y hay que tener en cuenta que los mensajes complejos colapsan la necesaria y lubricante necedad periodística.
[...] que pasan en el mundo, como la celebrada feria de ARCO de este año, que también he comentado en otros lugares. Por si fuera de vuestro [...]